sábado, 27 de agosto de 2011

SINTOMATOLOGÍA DEL DESAMOR

1. Cuando una mujer despierta...
"Kinski lo sabía:
No puedes amar a alguién por aquello que escribe o por lo que pueda aparentar en una agradable fotografía. ¿Cuánta fantasía hay en una imagen? Nos hemos acostumbrado a urdir ficciones todo el tiempo que perdemos la legítima visión de la realidad. Hoy día los sentimientos buscan el espejismo de un mundo perfecto y solo terminan sustentándose en lo que queremos creer y en lo que pretendemos ver con los ojos. ¡Es una ingrata maldición! Percibir sólo apariencias e imaginar mil cosas que no tienen fundamentos en los hechos reales. La mente, los deseos, las emociones, la frustraciones, los traumas, el espíritu hecho trizas, la extraña perversión, ese mal todo poderoso que invita al incomprensible juego... a veces es como el ajedrez, mover piezas y mover más piezas para ganar... ¿ Pero ganar para qué? La diversión solo está en mover piezas e ir tomando territorio del oponente hasta destruirlo."
Mi mundo perfecto es una mentira. Jade dijo que mis ojos eran su espejo, y que en ellos se sentía viva y reflejada en otro ser. Me dijo que mi cuerpo era su continuación y que ella en mí no se extinguiría nunca. Entre sus muslos ardientes anidaba mi más férrea voluntad, me abrigaba desconsolada en sus brazos, entre las húmedas sábanas de un verano sin paisajes...
El primer síntoma del desamor fue despertar una mañana y preguntarse a sí misma con quien había dormido, pues aquel que a su lado yacía le pareció repentinamente extraño... Jade quiso huir, incendiar el lecho y matar a ese hombre que no reconocía. Jade no sabía lo que le pasaba, todos los sentimientos se agolparon en su mente y le dolía el pecho, quería llorar, gritar, reír, reír a carcajadas. Jade no entendía. Se sintió horrorizada. Ese rostro tan amado, tan grato a su mirada antes, se había transfigurado...
Jade, según me lo confesó Kinski alguna vez, pudo ver la realidad después de haber agotado sus espejismos en la cabeza y se percató que su eterno amor era una historia que ella misma se había creado para calmar ese loco dolor que no le daba tranquilidad.
Ella se vistió a prisa y salió corriendo de la casa.

Kinski despertó y al no hallar a Jade, justificó su ausencia con alguna urgencia que ella pudo tener en el trabajo y volvió a dormir ya que luego hablaría con ella y quizás le explicaría lo que sucedió.
Jade comenzó a recordar cada instante que pasó con ese hombre que había descubierto tan ajeno a su mundo y a su intimidad verdadera... Ni el peso de los recuerdos le bastó para mantener ese presente que ahora le resultaba insoportable. Ella murmuró: Esto se terminó. Trató de imaginarse mil maneras para acabar con aquella realidad que sin quererlo ya no le hacía feliz. Enumeró: la ironía de Kinski, la frialdad de Kinski, la locura de Kinski, la miseria de Kinski...
Advirtió que tenía todas las excusas del mundo para ya no amar a Kinski. Jade sonrió. Siempre habrá razones para el desamor cuando el amor dejó de ser suficiente para sentirte libre con el otro.
Jade sabía del apego de su amante por ella, entonces comenzó a dar excusas para que su rutina paulatinamente los fuera separando.
"Que la distancia vaya agotando nuestro compromiso, que todo entre nosotros sea un desencuentro... Así ella lo hizo,conciente o inconcientemente para que los sentimientos se dejaran vencer y todo se fastidiara. Yo no luché, comprendí que quería irse, tal vez me vió a la luz de una desquiciada verdad o tal vez volvió a mentirse a sí misma para recomenzar una vez más como tantas veces. Nos perdimos, eso es lo único real... ¿Mis sentimientos? Esos ya no importan desde el momento en que despertó... El amor es de a dos, no es el deseo de uno anhelando ser amado..."

Kinski tomó la última copa de vino, cerró los ojos y en un instante pareció quedarse dormido para siempre.



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